24.1.12

Entre La Sombra y El Relámpago



Portada del libro.


Por: Ulises Ayala
Periodista Cultural – Bogotá D.C.

Durante el siglo XX la poesía en Norte de Santander dio a la poesía colombiana algunos de sus libros más bellos y de sus poemas más representativos.  También significó una ruptura con la tradición y una nueva forma de ver el mundo, de representarlo a través de la palabra. Este trabajo se puede estudiar en parejas de escritores, en su amistad y en cierta forma, una especie de complicidad en la aventura literaria por ellos iniciada.

Así, Gaitán Durán y Cote Lamus se complementaban el uno al otro, la pasión y la reflexión, el constante perfeccionamiento de sus libros y su destacada labor intelectual y cultural los lleva más allá de la escritura y los convierte en individuos sociales, en intelectuales vivos, en presencias que impactan en la vida cultural colombiana y los hace referencias obligadas para todo aquel que quiera iniciarse en el mundo de la poesía y, en cierta forma, fundadores de una tradición literaria moderna para Colombia que impactó a Latinoamérica a través de la revista Mito y de su trasegar por el mundo.

Herederos de su legado, emergen las figuras de Miguel Méndez Camacho y David Bonells Rovira, ambos irrumpirán en Colombia con un lenguaje coloquial, cotidiano, le darán a la poesía un lenguaje limpio, tomado de la sutileza de las cosas sencillas y plagado de anécdotas que llegaran a los lectores como instantes perennes, ya se hable del amor o del horror, de las hazañas cotidianas o de los problemas de una época, este lenguaje habitual permitirá al lector común identificarse con una estética y sentirse delineado por la poesía.

Más cercano a nosotros, Jorge Cadavid y Ramón Cote encarnan un nuevo esplendor, sus libros, surgidos de la reflexión sobre el arte, la historia,  la ciencia y el acercamiento a otras culturas, permiten al lector asombrarse ante el mundo, los recuerdos y aquellos posibles sucesos, que por lo cotidianos, parecen ajenos, pero que son rescatados, salvados del olvido por el milagro de la poesía, por la agudeza de estos poetas para traerlos y revelarlos al mundo y a los lectores.

Los poetas de casa, Javier Bosch Fossi y Oscar Schoonewolff, se presentan como las figuras tutelares para la ciudad, con una obra sólida, desconocida para el grueso de lectores por la falta de publicaciones, su poética es toda una reflexión sobre la vida, sobre sus búsquedas con respecto al amor, la amistad, el hombre y la naturaleza. Sus libros muestran un constante trabajo con el lenguaje, un delicado esfuerzo para que las imágenes y las palabras, por su belleza, permanezcan en el corazón de los lectores, que acuden masivamente a sus recitales, como única forma de acercarse a su poesía.

Por su parte Manuel Iván Urbina y Gustavo Villamizar, encarnan una poética que se alimenta de los recuerdos, en un afán porque la infancia se mantenga viva a través de las palabras, porque sus recuerdos, sus calles y amigos, permanezcan en su memoria y habiten la memoria de sus lectores, como una forma de no sentirse sólo, abandonado en el vivir actual, donde todo parece vano; sus poemas intentan que esas imágenes, esos recuerdos que se transforman en palabras sean un ancla, una forma de aferrarnos a lo trascendente y una respuesta ante las inquietudes de nuestro presente.

Y de los poetas más jóvenes, los que transitan las calles de Cúcuta, Pamplona y Ocaña, los que dan cuenta del paisaje nuestro, ¿habrá que esperar varios años para leerlos, para saber de ellos a través de las revistas, los concursos y los festivales?

Una buena forma de acercarse a la poesía actual de Norte de Santander es el libro LA SOMBRA Y EL RELAMPAGO (Poesía Viva de Norte de Santander) realizado por el poeta Saúl Gómez Mantilla, publicado en el mes de octubre de 2011, reúne poemas de 22 poetas vivos, algunos de ellos referenciados en esta nota. El libro en sí, es un objeto bello, delicado, tanto por su edición como por su contenido, sus poemas son un recorrido por el alma humana, por los sueños y fracasos, por lo cotidiano y lo asombroso, poemas que son un grito y una caricia, una especie de aullido y arrullo.

Dejó a los lectores una pequeña muestra de ese bello legado que la poesía de Norte de Santander dará a Colombia en el siglo XXI.



Kampeones
 
En la revista del colegio
una fotografía de veinte años atrás
donde estamos posando sudorosos
después de la victoria.
Todos tenemos un aire de grandeza
que hemos ido gastando:
El gallego Tomás, el pecoso Pedroza
el maracucho Antonio,
que hizo un gol memorable
y ahora tiene una casa de citas en Valencia.
El tatareto Vega
que era puntero izquierdo
y ahora juega a político
por el ala derecha.
Siboney el negrito centro - medio
y Juan Ramón “Pocillo”
porque tenía una oreja solamente.

A1 respaldo con mi letra de entonces
una larga leyenda que comienza:
Campeones (con K)...
el nombre y los apodos del equipo,
los goles y su hazaña
con fecha y hora
de esa tarde de marzo cuando fuimos
brevemente inmortales.

Miguel Méndez Camacho 


 


LA PALABRA


Al otro lado
del muro de la luz
reposa en su inocencia
la palabra.

Será en vano
si intentas atraparla.

Tu palabra
solo intenta rasgar
la desmesura
de tus sueños.


Felisa Escobar Carvajalino





Ciudad en ruinas



Mi padre hablaba también
de una ciudad en ruinas.

Yo no sé si era Roma
o Berlín
o simplemente Cúcuta
después del terremoto.

La que fuera de las tres
que hubiese sido,
habitó para siempre
su memoria
y sobrevivió al olvido.


David Bonells Rovira


 
El Tiempo


Entrega tu cuerpo a la metáfora
del tiempo, aquel mentiroso
que imprime el movimiento
en el espacio y aborta
las distancias.

Hace de la materia
un barril lleno con
el vino de los elementos,
el agua sutil enamorada
                                               de la libertad,
la tierra sedienta
de su propia certeza,
el fuego que todo lo consume
y las ventiscas danzantes
del aire.

Oswaldo Carvajalino Duque






* * * * *


Quiero saber existir
como los árboles
sin miedo al viento
ni a ser talado

Carlos Arnulfo Arias




 
PASAJERO DE LLUVIA


Soy pasajero del huracán y la bruma.
Camino entre las brasas y mis ojos muertos,
tres lágrimas púrpuras se inflaman en el viento.
En mi lecho de lechuzas combato con el miedo
el mismo miedo que me abriga y me revuelca contra el tiempo
que atornilla y destaza con destreza de carnicero
los harapos de un “te quiero” que pernoctan
en el cubículo bazar de los murciélagos,
los huesos gimen cuando la luz se quiebra.

Pasajero de la lluvia
tanta ternura convertida en cieno.
Pasajero de la noche
que importa si mañana llueve.

César Herrera Rugeles




VISITANTES


Un viejo animal ronronea
noches de pino y eucalipto
a lo lejos un tren
transporta sus fantasmas.

La sirena
señala viejos silencios
y la eternidad es un viajero mutilado
en salas de tercera.

De improviso
la magia de las sombras
recuerda sus presagios,
el viento cincela la memoria
en el asta del olvido
vigilan extraños visitantes.

Gustavo Villamizar Suárez


animal extraviado


Parece increíble que por dentro
yo este hecho de cascaras de fruta
de grandes mangos
                        bananos
y nísperos de vino
si sólo puedo nombrar afanes y desdichas.

A esta hora los perros ladran
ladran rencorosos o asustados.
A esta hora
la noche es un animal extraviado
un fantasma enloquecido en el bosque
de mis sueños.

Norwell Calderón Rojas


                                  


ENSAYO SOBRE LA REALIDAD


Las hojas son las palabras de los árboles
Míralas caer como pensamientos
y romper en su corto vuelo
la percepción de la realidad
Cada árbol escribe un cántico
hoja por hoja
en un verdadero desprendimiento del yo
Viendo un árbol en otoño
alguien podría interpretar
que la desposesión está aquí
que lo impronunciable
busca sin cesar un punto de apoyo
El árbol en cada hoja
se mira pensar y, al pensarse,
se desvanece.

Jorge Cadavid


AIRE

Soy un canto en el ancho cerco del agua
Acomiztli  Nezahualcóyotl


El pájaro en círculos comprende su aire.
Desde el aire se ve la mirada irisada del agua;
agua del día con la arboleda en su centro.

A modo de nido el pájaro ha construido su nave
pero salta a lo profundo en que el árbol le lleva.

(Un árbol sagrado hay en el centro de círculos,
un árbol húmedo hay en el ojo sereno del día)

Del centro del árbol que va por el aire
de nuevo un ramaje se entrega
entre el momento en que vuela ese pájaro.

Un ojo de pájaro posado en un alto
es la arboleda firme ofrecida en su adentro.

Javier Bosch Fossi




Sonata del ángel


Al extranjero no se le reconoce únicamente
por su soledad. Apartado y oblicuo
observa cómo el tiempo es en otros tiranía,
lumbre discutible. Aunque mucho se demore
en otro país que no es el suyo
y pierda sus giros indelebles y el lenguaje
que no le bastaba para cubrir su timidez
ahora le resulte en cierto modo familiar,
intenta descubrirle cerca de sus hombros,
bajo su única camisa amarilla,
los vacíos orificios de sus alas.

Ramón Cote Baraibar


HECHOS DE HIERBA

IV

Se avista la noche, un gorjeo de pájaros de fuego le trae en desbandada
duerme la amauta y su corazón galopa
cientos de crines envuelven su ingravidez
su frente blanca por las leches y savias atraviesa
el viento frio de las profundidades
su sueño abarca la infinita morada de los dioses.

Ha superado el sumergimiento
sus mensajes llevan órficos senderos
sobre la espalda de la madre,
sueña un mundo de hierba,
verde hierba masticada por los siglos.

Javier Félix




CARDENAL SOBRE EL MURO


Es un rayo rojo
una luminiscencia de plumas
que cruza arriba de tu alma
sin que lo sepas
porque tiene algo de ti
y no puede resistirse.
Como tú
se sabe venido de otras muertes.

Tan leve animal serías
si no hubieses arrastrado
esa trágica memoria.

Serías tú
de haberle arrancado a la felicidad
las plumas rojas.

Manuel Iván Urbina Santafé


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