ANA
AJMÁTOVA (ANNA ANDRÉYEVNA GÓRENKO)
Selección de Tatik Carrión
Odessa 23 de
junio de 1889 – 05 de marzo, Moscú en 1966.
Ana es la voz de la tierra, de su Rusia
sangrante que entre guerras, dolores y exilios, despidió a grandes escritores y
artistas que al igual que ella no dejaron de luchar contra la injusticia y la
barbarie. La profundidad de Ana enciende versos que nos permiten leer en su
alma sensible, los abismos entre la vida, la muerte y la poesía.
Réquiem
(1961)
Ningún
cielo extranjero me protegía,
ningún
ala extraña escudaba mi rostro,
me
erigí como testigo de un destino común,
superviviente de ese tiempo, de ese lugar.
Versión de
Muestrario de Poesía
Introducción
Era
aquella una época en que sólo los muertos
podían
sonreír, liberados de las guerras;
y
el emblema, el alma de Leningrado,
pendía
afuera de su casa-prisión;
y
los ejércitos de cautivos,
pastoreados
en los patios ferroviarios,
se
evadían de la canción entonada por el silbato de la
máquina,
cuyo
refrán iba así: ¡Váyanse parias!
Las
estrellas de la muerte pendían sobre nosotros.
Y
Rusia, la inocente, la amada, se contorsionaba
bajo
las huellas de botas manchadas de sangre,
bajo
las ruedas de las Marías Negras.
Versión de
Muestrario de Poesía
Estamos tan
intoxicados uno del otro...
Estamos tan intoxicados uno del otro
que de improviso podríamos naufragar,
este paraíso incomparable
podría convertirse en terrible afección.
Estamos tan intoxicados uno del otro
que de improviso podríamos naufragar,
este paraíso incomparable
podría convertirse en terrible afección.
Todo
se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
a pesar de la paciencia infinita
los caminos prohibidos se han cruzado.
Dios nos ha de perdonar
a pesar de la paciencia infinita
los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos
el paraíso como una cadena bendita
miramos en él, como en un aljibe insondable,
más profundo que los libros admirables
que surgen de pronto y lo contienen todo.
miramos en él, como en un aljibe insondable,
más profundo que los libros admirables
que surgen de pronto y lo contienen todo.
Versión
de Jorge Bustamante García
Cuando escuches
el trueno me recordarás…
Cuando
escuches el trueno me recordarás
y tal vez pienses que amaba la tormenta...
y tal vez pienses que amaba la tormenta...
El
rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
y el corazón, como entonces, estará en el fuego.
Esto sucederá un día en Moscú
cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre ustedes apenas mi sombra.
y el corazón, como entonces, estará en el fuego.
Esto sucederá un día en Moscú
cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre ustedes apenas mi sombra.
Versión de María
teresa León.
La tierra natal
No la llevamos en oscuros amuletos,
ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
no perturba nuestro amargo sueño,
ni nos parece el paraíso prometido.
No la llevamos en oscuros amuletos,
ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
no perturba nuestro amargo sueño,
ni nos parece el paraíso prometido.
En
nuestra alma no la convertimos
en objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
ni siquiera la recordamos.
Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Versión de María Fernanda Palacio
en objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
ni siquiera la recordamos.
Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Versión de María Fernanda Palacio
Unos van por un
sendero recto...
Unos
van por un sendero recto,
otros caminan en círculo,
añoran el regreso a la casa paterna
y esperan a la amiga de otros tiempos.
otros caminan en círculo,
añoran el regreso a la casa paterna
y esperan a la amiga de otros tiempos.
Mi
camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
Llevo conmigo el infortunio,
voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
como un tren sobre el abismo.
Llevo conmigo el infortunio,
voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
como un tren sobre el abismo.
Versión
de Jorge Bustamante García
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